Desde que conocí la historia personal de Violeta Parra, hubo algo que me asombró y quedó clavado en mi cabeza: su nivel de valentía, empoderamiento y convicción que mostró con respecto a su vocación. La capacidad de seguir sus pasiones a pesar de las barreras sociales y los juicios de la época sigue siendo al día de hoy (por lo menos para mi) impresionante.
Aprovecho estos días de feriado, donde celebramos el inicio de “la independencia” de nuestro país para compartir una reflexión sobre lo que para mí significa una verdadera inspiración de independencia en Chile: Violeta Parra.
Si Violeta viviera hoy, estoy convencida de que sería una influencer top, pero no cualquiera, ¡hablaríamos de una verdadera gurú del propósito profesional y el empoderamiento femenino!
¿Te imaginas? Tendría millones de seguidores en Linkedin y estaría haciendo contenido sobre cómo encontrar tu propósito y vivir tu vocación con el mismo fuego con el que ella llevó su música y su arte a cada rincón del mundo.
Porque, en los años en los que ni se soñaba con internet o smartphones, Violeta ya estaba generando “engagement” y creando comunidades globales, sin una sola red social!
Hoy en día muchos matarían por tener una comunidad así ¿no crees?
Y claro, estamos hablando del tiempo en donde un viaje a Francia no era como ir a la esquina, sino que tomaba días de travesía. En esa época, la tecnología no existía cómo la conocemos hoy, ni siquiera los inventores de todo lo que tenemos ahora habrían nacido aún.
Imagínate lo que implicaba para una mujer, además campesina, moverse en un entorno tan limitado socialmente. Y sin embargo, Violeta expuso en el Louvre! uno de los museos más prestigiosos del mundo. Hoy en día sigue siendo tema de conversación, homenajes y admiración.
Pero no todo fue éxitos y logros, al igual que hoy, la pasión por su carrera profesional tuvo un costo emocional y social muy grande por ser mujer.
Recordemos que Violeta dejó a su familia al cuidado de su pareja mientras se fue a París para exponer sus obras, y a pesar de que su esposo asumió la misma responsabilidad familiar que le correspondía, las críticas siempre fueron dirigidas hacia ella, como si su rol de madre fuera incompatible con su éxito profesional, y como si eso no fuera poco, tuvo que enfrentar la muerte de su hija que falleció mientras ella estaba en Francia.
La presión y el juicio social que enfrentó en ese momento fueron brutales. Y me pregunto, ¿realmente hemos cambiado ? Porque hoy, muchas mujeres siguen siendo cuestionadas por querer tener una carrera profesional exitosa no teniendo como prioridad crear una familia convencional o por aspirar a tener responsabilidades compartidas en la crianza de los hijos.
Parece que, aunque hemos avanzado, la idea de que una mujer debe elegir entre su familia y su vocación sigue presente en nuestra sociedad.
¿Será que la tecnología nos volvió más cómodos? ¿O tal vez más dispersos? Porque si lo miramos bien, tenemos acceso a todo de manera más rápida y fácil, pero ¿Cuántas historias cómo la de Violeta podemos contar hoy?
Quizás hay más competencia, o tal vez no nos tomamos el tiempo de luchar con la misma pasión que ella lo hizo. Lo que es claro, es que Violeta, sin todas estas facilidades, nos dejó una lección de independencia y convicción que sigue resonando hasta el día hoy.
Te dejo un extracto de la película “Violeta se fue a los cielos” del año 2011 del director Andrés Wood. Interpretada por Francisca Gavilán.