A diferencia de muchos, para mí ningún día de la semana tiene un valor especial o emocional.
Hace unos cinco años, cuando me independicé, decidí dejar de sentir la presión de los lunes y adoptar un enfoque más flexible. Ahora, organizo mis días según lo que necesito. Si un miércoles estoy agotada, me permito descansar. Si es un domingo y tengo energía para avanzar con proyectos, lo hago sin problemas. Curiosamente, encuentro muchas de mis mejores soluciones creativas mientras entreno.
(Mi deporte favorito es el trail running, y extrañamente, durante esas corridas, respirando al aire libre y conectado con la naturaleza, es cuando encuentro soluciones creativas para mis proyectos o para la vida)
Yo elijo cuándo trabajo y cuándo descanso, adaptando mi ritmo según lo que mejor me funcione en cada momento, sin seguir la estructura rígida de una semana laboral tradicional. Sin embargo, hay algo que siempre hago los domingos, sin importar dónde esté: organizo mi semana.
No se trata solo de planear el lunes, sino de crear un mapa mental de las prioridades, desde que me levanto hasta que termina la jornada. Esto me permite empezar el lunes con la cabeza despejada y enfocada, y tener más tiempo para disfrutar fuera del trabajo.
(Adopté este hábito después de muchas veces haber perdido horas decidiendo a dónde ir primero, cuáles pendientes priorizar, etc.)
Recuerdo que en el colegio odiaba los domingos por la tarde, esa sensación de tener que preparar todo para el lunes era frustrante. Pero en mi vida adulta, al retomar esta rutina con una actitud más positiva, descubrí que organizarme los domingos me daba tranquilidad, lo que me ayudaba a dormir mejor y seguridad (el lunes), porque me levantaba con las prioridades del día identificadas y listas para ejecutar.
No sigo fórmulas rígidas de productividad, ni listas interminables. Cada vez que traté de implementar métodos que leí en libros o redes, no funcionaron para mí. Cada persona es un mundo y lo que a unos les resulta, a otros no les sirve.
Pero si algo he aprendido, es que la clave está en experimentar y quedarte con lo que realmente te funciona. Al final del día, lo importante es construir una rutina a tu medida, que te ayude a cumplir tus objetivos.
Escribo esta nota a raíz de conversaciones recientes con personas que, a pesar de trabajar de manera independiente, siguen organizando su tiempo como si trabajaran en una empresa tradicional.
Si te independizaste para tener más control sobre tus tiempos y hacer las cosas a tu manera, ¿por qué sigues usando las mismas reglas que antes?
Cuéntame, si trabajaras de manera independiente, ¿qué cosas harías diferente? Y si ya lo haces, ¿qué cambios implementaste desde que dejaste la vida corporativa?
¡Que tengas buena semana !
Foto del reconocimiento de ruta de la corrida Gran Travesía. Camino a la laguna “El Huemul” en la región del Biobio. Montaña las Cabras a 1950 msnm.